El Ayuntamiento de Aguilar, a través de la concejalía de Memoria Democrática, en colaboración con Fudepa (Fundación para el Desarrollo de los pueblos de Andalucía), presenta la exposición: “Historia y Memoria con nombre de Mujer”.
Ángeles Zurera, concejala del área, acompañada del historiador Diego Igeño, ha dado a conocer esta muestra, que consta de 16 paneles informativos y gira en torno a la figura de las mujeres de Córdoba y provincia, en referencia a la activa participación que tuvieron en la vida política y la represión que sufrieron durante la Guerra Civil y la posguerra.
La exposición estará abierta al público en horario de 17:00 a 20:00 horas, del 8 al 14 de abril, en las instalaciones del Molino del Duque.
La inauguración de dicha exposición será el lunes, 8 de abril, a las 17:30 horas. En el acto intervendrán Carmen Flores, alcaldesa de Aguilar, y Josefa Castillejo, Gerente de Fudepa.
Tras las intervenciones tendrá lugar la conferencia: “La mujer durante el primer franquismo", a cargo de Diego Igeño.
El Molino del Duque acogerá del 19 al 28 de noviembre la exposición ‘Córdoba. Tierra con Memoria’, dedicada a las víctimas del franquismo. El horario de visita será de siete de la tarde a nueve de la noche.
La Delegación de Memoria Democrática de la Diputación de Córdoba, en colaboración con el Ayuntamiento de Aguilar y demás municipios implicados, ha organizado una muestra con el objetivo de obtener documentación sobre las víctimas fusiladas y desaparecidos forzados en la provincia de Córdoba durante la etapa franquista.
‘Córdoba. Tierra con Memoria’ consta de 11 paneles, uno por cada intervención arqueológica en los que se detalla tanto el contexto histórico como las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo en cada uno de los municipios participantes. Los textos e imágenes han sido elaborados por Juanmi Vaquero, investigador en el ámbito de los derechos humanos y la recuperación de la memoria histórica.
Visitas guiadas por el arqueólogo César Pérez, conferencias sobre las intervenciones llevadas a cabo en el Cementerio de Aguilar de la Frontera y visitas de los centros escolares y de adultos de Aguilar serán actividades que se desarrollarán durante la exposición.
Por otra parte, Carmen Flores, alcaldesa de Aguilar, ha informado sobre la firma de un convenio con Diputación de Córdoba con el que se dota de 13.000 euros al Ayuntamiento de Aguilar para acometer las excavaciones que se están realizando en terrenos municipales. A este presupuesto, se le añaden 4.000 euros más que aporta el Consistorio aguilarense.
Asimismo, Flores anunció que la subvención otorgada por la Federación Española de Municipios y Provincias asciende a 25.000 euros y se invertirá en el trabajo que realiza el Ayuntamiento, en colaboración con AREMEHISA, asociación encargada de la gestión de las excavaciones de las fosas comunes.
Esta misma tarde, y a través de un documento filtrado por redes sociales, se ha podido conocer que el Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera está tramitando el expediente de obra para llevar a cabo el derribo de la Cruz de las Descalzas.
Según este documento, próximamente se pondrá en marcha la obra “Demolición de la Cruz del Llanito de las Descalzas, en Aguilar de lo Frontero (Córdoba), en cuyo proceso trabaja el Servicio Municipal de Obras.
Una vez redactado el proyecto se ha decidido que la arquitecta técnica municipal de manera temporal, Ángeles Zurera, se encargue tanto de la dirección de la obra, como de la coordinación de Seguridad y Salud.
Cabe destacar, que el artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica de 2017 es el que obliga a la retirada de los símbolos conmemorativos de la guerra civil, o de la dictadura franquista.
Hasta el momento, ni la alcaldesa, Carmen Flores, ni ningún otro miembro del Equipo de Gobierno han dado declaraciones sobre este asunto, que está dando lugar a multitud de opiniones en redes sociales.
Se da la circunstancia de que, durante el verano de 2018, asociaciones memorialistas y partidos políticos como Podemos, entre otros, reclamaron la retirada de la cruz, pues según aludieron se construyó para enaltecer los valores de la dictadura franquista, y fue lugar de represión y humillación pública de personas durante esta época.
Recientemente el sindicato Confederación General de Trabajadores (CGT) también se mostró a favor del derribo de la cruz.
Por el contrario, partidos políticos como VOX siempre han defendido la Cruz de las Descalzas como un símbolo con connotaciones religiosas y no ideológicas. El parlamentario socialista Antonio Hurtado también aseguró en su momento que esta cruz ya no se relacionaba con la dictadura franquista, añadiendo que “era un sencillo símbolo religioso en la portada de una Iglesia. Una simple cruz desligada del franquismo”.
Asimismo, otras formaciones políticas como Progreso y Democracia de Aguilar (APD) destacó en su momento que “la cruz de las Descalzas forma parte de nuestro patrimonio y está integrada en la forma de vivir de nuestros vecinos”, mientras que el PP de Aguilar comenzó a recoger firmas de apoyo para que se mantuviera la cruz, junto a la fachada de la Iglesia de las Carmelitas Descalzas.
Con fecha 1 de abril del año 1938, la Corporación Municipal de Aguilar aprueba la instalación de una cruz destinada a perpetuar la memoria de los caídos del bando nacional durante la Guerra Civil. Además, junto a la cruz en la fachada de la Iglesia se colocó una lápida de mármol en el que podían leerse los nombres de los aguilarenses del bando golpista que habían luchado y caído durante este conflicto armado.
Con posterioridad, el Pleno del Ayuntamiento de la localidad aprobó sustituir dicha placa por otra en la que rezaba la inscripción “en memoria de los caídos en la Guerra Civil Española 1936-1939”. Más tarde, esta placa también fue retirada, aunque la cruz ha permanecido hasta nuestros días.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera, Aremehisa, ha hecho un llamamiento “a la colaboración ciudadana para localizar a familiares de dos hermanos aguilarenses que fueron asesinados en Córdoba tras los acontecimientos ocurridos a raíz del alzamiento militar del 18 de julio de 1936”.
Desde este colectivo buscan información y desean establecer contacto con los familiares de Juan Manuel y Antonio Prieto Martín, naturales de Aguilar de la Frontera. Aremehisa solicita por lo tanto “la colaboración ciudadana para poder obtener algún dato de estas personas que identifique a posibles familiares directos”.
La propia asociación ha puesto a disposición de la ciudadanía un número de teléfono (680 63 46 33) y un correo electrónico Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. para toda aquella persona que pueda aportar algún dato o información al respecto.
Además, en su perfil de Facebook, Aremehisa ha dejado una breve reseña biográfica de Juan Manuel y Antonio Prieto Martín:
Juan Manuel Prieto Martín nació el día 25 de julio del año 1904 en la localidad de Aguilar de la Frontera, sita al suroeste de la provincia de Córdoba, en pleno corazón de la Campiña Sur, donde cinco años más tarde, en 1909, lo haría también su hermano Antonio, el segundo de los cuatro hijos del matrimonio formado por Ignacio Prieto Fernández y Josefa Martín García.
Juan vino al mundo en la propia vivienda familiar, ubicada en el número 41 de la calle
Calvario, calzada de acogida de uno de los focos de asentamiento jornalero y obrero en el municipio desde las primeras décadas del siglo XIX y cuya nomenclatura habría de prologar, como si de una esotérica y macabra marca premonitoria se tratase, el sangriento y lastimoso devenir que, apenas tres décadas más tarde y como consecuencia de la insurrección militar de julio de 1936 y la posterior dictadura franquista, se apoderaría de la vida de ambos hermanos y de la de incontables
ciudadanos españoles, andaluces y cordobeses que quedarían sepultados bajo el imperdonable peso de un vergonzoso y amnésico abandono cuyo letargo ha sido perpetuado durante decenios.
Juan Manuel Prieto Martín vería florecer el germen de su niñez por las calles de su pueblo natal, donde extendería su latir en convivencia con sus abuelos, Juan Prieto Reyes e Inés Fernández, por línea paterna, y Francisco Martín Mediavilla y Teresa García Fernández por la materna, sus padres y sus tres hermanos, Carmen, Manuel y Antonio Prieto Martín, con quien compartiría, trágica e irremediablemente, el último aliento de una vida soterrada a golpe de fusil por la acción totalitaria e intolerante que conminó a sus familias y a muchas otras en toda España, a la crudeza de un tiempo indeseable amordazado bajo la sombra del exterminio de toda una conciencia ideológica y social subyacente al fascismo.
Alcanzada la edad adulta, y a diferencia de su hermano Manuel, cabrero de oficio, casado y conocido en Aguilar bajo el apodo de ‘Calerito’, y su hermana Carmen, tanto Juan como Antonio crecieron profesionalmente vinculados a la órbita automovilística, el primero como mecánico y el segundo como chófer, oficio que desempeñaron ya en la capital, en Córdoba, ciudad a la que se trasladaron y en la que se aposentaron con carácter independiente. Contrajo matrimonio con Paula Fernández Manibardo, natural de Torrejoncillos (Cáceres), y el matrimonio estableció su lugar de residencia en el número 25 de la calle de Enmedio, en una vivienda que permanecería vinculada a la
familia Prieto Fernández, como mínimo, hasta mediados del mes de septiembre de 1936. Con posterioridad, existe constancia documental de que en 1945, años después del asesinato de su marido, su viuda, Paula Fernández Manibardo, abandonaría el citado inmueble para trasladarse a otro situado en la calle Sebastián de Belalcazar s/n.
Apenas un año después de la instauración de la Segunda República y durante el gobierno del Partido Republicano Radical, encabezado en la alcaldía por Francisco de la Cruz Ceballos tras la renuncia del primer alcalde republicano, Eloy Vaquero, la prensa local de la época, en concreto el Diario de Córdoba, recogió, como consecuencia de los sangrientos altercados acontecidos en la capital a raíz del ejercicio de un acto de manifestación, el primero de mayo, la muerte de dos ciudadanos y la detención de, entre otros, Antonio Prieto Martín y su compañero Luis Pulido Ariza, natural también de Aguilar de la Frontera y fusilado en el Cementerio de San Rafael de Córdoba el
día 21 de septiembre de 1936.
Córdoba acababa de ser testigo del precedente que daría paso al aciago e infausto final al que el bando sublevado, encabezada por Ciriaco Cascajo en la provincia de Córdoba, condenaría a los hermanos Prieto Martín tan solo cuatro años más tarde. Su detención definitiva por parte de las mal llamadas “fuerzas de orden público” tuvo lugar el día 8 de septiembre del año 1936, dos meses después del golpe de Estado militar. Juan Manuel Prieto Martín y Antonio Prieto Martín fueron fusilados el día 9 de septiembre de 1936 en el cementerio de Nuestra Señora de la Salud de Córdoba, junto a cuatro hombres más, a los 32 y 27 años de edad, respectivamente. En la mentada fecha, Juan Manuel era padre de dos hijos menores de edad, Josefa Prieto Fernández y Manuel
Prieto Fernández, que quedaron huérfanos a cargo de su madre.
El 10 de enero del año 2019, tras más de ochenta años de vergonzoso abandono institucional a las familias de más once mil personas inocentes asesinadas a lo largo y ancho de la provincia de Córdoba, dio comienzo en el cementerio de la Salud la intervención para la investigación de las fosas y la exhumación de las personas represaliadas tras los acontecimientos represivos desatados a raíz del golpe militar de julio de 1936.
El día 22 de enero, el equipo técnico al cargo del trabajo de campo informó de la realización con éxito, entre las 12 y las 13h, de la exhumación de la primera persona represaliada en la ciudad de Córdoba como consecuencia de la acción franquista. Así lo confirmaban, según la notificación del equipo técnico, las claras evidencias criminales en forma de balística y los episodios de violencia derivados de disparos por arma de fuego en un esqueleto masculino compatible, por el contexto y las características antropológicas, con el de Juan Manuel Prieto Martín, de 32 años de edad, ese mismo día también serían exhumados los restos de su hermano Antonio Prieto Martin.
Han sido más de 80 años de espera para tener su particular y necesaria cita con la memoria. La de sus propias vidas. Familiares de los represaliados por el golpe de estado de 1936 y el franquismo se congregaron en los cementerios de La Salud y San Rafael de Córdoba, con motivo del acto de inicio de los trabajos de intervención y exhumación de los restos de sus seres queridos. Una tarea sobre la que se lleva muchos años trabajando y por la que al final centenares de hijos, nietos y sobrinos de las víctimas han podido formar parte y llevarla a cabo.
De hecho, según Antonio Cabello, nieto de un represaliado del franquismo, se calculan unas “4.000 víctimas” en los cementerios de Córdoba, de los cuales cerca de “30 o 40” son vecinos de Aguilar de la Frontera. En este sentido, tras las preceptivas indagaciones de los arqueólogos, los trabajos de exhumación comenzaron el pasado viernes en las zonas que menos modificaciones han sufrido durante los últimos años, y que se llevarán a cabo con sus correspondientes comprobaciones del ADN de los restos óseos para identificar a las víctimas.
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