Navidad, una época preciosa para reencontrarse con la familia y los amigos a los que llevas tiempo sin ver, a veces incluso más del que querrías. Época cargada de emociones, donde nuestros seres queridos cobran aún mayor importancia si cabe. Época para cumplir deseos. Precisamente eso, un deseo, es lo que ha llevado a María Blanca a volver a su pueblo, a Aguilar, esta Navidad, concretamente el 29 de diciembre. Un deseo que pidió su nieta, Alba. Poder ir a la Parroquia del Soterraño, acompañada de la mano por su abuela.

Tras emigrar hacia tierras valencianas en 1955, con apenas 14 años, María ha crecido y hecho su vida lejos de su pueblo, aunque no ha perdido detalle de todo lo que pasaba en Aguilar, gracias a los reportajes que guarda grabados en su TDT, como si fuesen su mayor tesoro.

María nació y creció en el seno de una familia humilde, de padres caleros (personas se dedicaban a hacer cal y venderla por las calles). A pesar de tener su vivienda en la calle Camino Ancho, la protagonista de esta historia se crió junto a sus padres, Francisco Solano y Concepción Gómez, en la Casilla Paquete, ubicada en el camino hacia la Fuente de Don Marcelo.

A sus 77 años a María le brillan los ojos al hablar de Aguilar y, sobre todo, se emociona al ver por televisión a su Nazareno, cofradía de la que es hermana desde que cumplió los 25 años. Justo cinco años antes, contrajo matrimonio con Andrés Merlos y tuvieron dos hijos, Andrés y Mari Carmen, todo ello desarrollando su vida en Manises (Valencia).

En verano de 2013, concretamente en septiembre, María pisaría por última vez su pueblo. Ahora, nuestra protagonista podrá observar por unos días como se vive en Aguilar la Navidad, aunque a su edad todavía no ha podido disfrutar de la Feria Real.

María recorrerá las calles de su pueblo y podrá rememorar así todas sus vivencias, esas que les transmitía a su nieta cuando apenas era una cría. Sin embargo, en este viaje no estará sola, le acompañará buena parte de su familia. Y es que, María regresa a casa por Navidad.